Economía Rural e Inequidad de Género en el cantón Chillanes, Provincia de Bolívar

GENDER AND ECONOMY IN THE RURAL SECTORS OF BOLÍVAR

Johanna Stefania Sagredo Nuñez1*,Andrés Santiago Galarza Schoenfeld1

1Docentes de la Universidad Estatal de Bolívar. Guaranda, Ecuador. jsagredo@ueb.edu.ec, agalarza@ueb.edu.ec

https://doi.org/10.33789/enlace.19.1.59

Resumen: Esta investigación busca conocer cómo se manifiestan las desigualdades de género en el ámbito de la economía rural que se desarrolla en el cantón Chillanes provincia de Bolívar, Ecuador. Considerando al género como un factor clave para comprender como la producción, el consumo de bienes y recursos, el acceso a conocimientos, la división del trabajo, la tenencia de tierras y medios de producción obedecen a estructuras patriarcales en donde se reproducen lógicas excluyentes hacia las mujeres.

El cantón Chillanes tiene altos índices que denotan problemas estructurales, como la pobreza, que afecta a un sector grande de la población, que ha vivido exclusión histórica, sostenida por la explotación de la mano de obra campesina, la precarización de la producción agrícola, la falta de servicios básicos, el poco acceso a conocimiento, educación y tecnologías y una cultura que desvaloriza al campo y a los campesinos. Las mujeres rurales sufren las consecuencias de estas realidades, pero además una triple exclusión: de clase, género y etnia. Aunque las mujeres aporten a la economía familiar con su trabajo (41% de las mujeres adultas dicen que el cuidado de las especies pecuarias lo realizan ellas), muchas no reciben ninguna remuneración económica directa y dependen económicamente de sus parejas lo cual limita su desarrollo y el cumplimiento de sus derechos, además trabajan en promedio 18 horas diarias y son las que más horas dedican actividades de domésticas y de cuidado, la tenencia de tierras y medios de producción mayoritariamente está en manos de los hombres. Las desigualdades de género que se manifiestan en el sector económico suelen pasar inadvertidas, porque se asimilan como parte de una cultura que, históricamente, ha facultado al padre para ser quien controle los recursos económicos.

Para cumplir con los objetivos propuestos se realizó un estudio de campo, con enfoque mixto, de tipo descriptivo, utilizando tres instrumentos de recolección de información: encuestas, grupos focales y entrevistas a profundidad.

Palabras Claves: Economía, Género, Ruralidad, División del trabajo por género, exclusión, inequidad de género, Medición y análisis de la pobreza, cumplimiento de derechos, igualdad de oportunidades

Abstract: This research seeks to know how gender inequalities are manifested in the field of rural economy that develops in the Chillanes town, province of Bolívar, Ecuador. Considering gender as a key factor to understand how production, consumption of goods and resources, access to knowledge, division of labor, land tenure and means of production obey structures of exclusion towards women.

The Chillanes canton has high rates that denote structural problems, such as poverty, which affects a large sector of the population, which has experienced historical exclusion, sustained by the exploitation of peasant labor, the precariousness of agricultural production, the lack of basic services, little access to knowledge, education and technologies, and a culture that devalues the countryside and peasants. Rural women suffer the consequences of these realities, but also a triple exclusion: class, gender and ethnicity. Although women contribute to the family economy with their work (41% of adult women say that they take care of livestock species), many do not receive any direct economic remuneration and depend economically on their partners, which limits their development and In order to fulfill their rights, they also work an average of 18 hours a day and are the ones who dedicate the most hours to domestic and care activities, the land and means of production are mostly in the hands of men. The gender inequalities that manifest in the economic sector often go unnoticed, because they are assimilated as part of a culture that, historically, has empowered the father to be the one who controls the economic resources.

To fulfill the proposed objectives, a field study was carried out, with a mixed, descriptive approach, using three instruments for collecting information: surveys, focus groups and in depth interviews.

Keyworks: Economy, Gender, Rurality, Division of labor by gender, exclusion, gender inequality, Measurement and analysis of poverty, fulfillment of rights, equal opportunities.

podrán salir.

Sin embargo, un estudio desarrollado por Sinduja Srinivasan y Adrián Rodríguez (2016), cuya muestra fueron doce países de América Latina y el Caribe refleja resultados interesantes sobre las brechas de desigualdad en población juvenil, por ejemplo: las mujeres jefas de hogar tienen mayor escolaridad que jefes hombres, hay un incremento en la jefatura femenina, un incremento en las tasas de participación de las mujeres en el mercado laboral y mayores oportunidades de empleo para las mujeres, lo que reflejaría cierta transformación de las condiciones sociales y económicas motivada por diferentes factores que mostrarían un distanciamiento de las dinámicas de organización del hogar y el mundo laboral.

En el caso ecuatoriano, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos en su informe sobre “Cuentas Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares del Ecuador. 2007-2010”,1 el trabajo no remunerado constituye el 15,41% en el Producto Interno Bruto. De esa cifra, el 12,01% fue realizado por mujeres, mientras que el 3,40% representa la contribución de los hombres. Con respecto a la contribución de las mujeres en el funcionamiento del hogar, por ejemplo, alrededor del 77,23% las actividades de cuidado de niños y niñas fueron realizadas por mujeres; mientras que los hombres aportaron cerca del 22,77% de estas actividades (INEC, 2014).

La participación femenina en las actividades productivas es igualmente importante según estadísticas oficiales. “La Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU), sostiene que el 61.9% de las mujeres del área rural está vinculada a la agricultura, ganadería y pesca. Además, según el Censo Nacional Agropecuario del año 2000, “existían 842.882 unidades de producción agrícola, de las cuales 213.731 unidades estaban en manos de mujeres productoras, mientras que los 629.151 restantes eran manejados por hombres”.

Consideramos que las proyecciones nacionales no distaran mucho de los datos locales, en los cuales encontramos en mayor o menor medida cierta similitud sobre las brechas de desigualdad. El objetivo general de este trabajo investigativo es conocer cómo se manifiestan las desigualdades resultantes de las relaciones entre hombres y mujeres en el cantón Chillanes, y específicamente el análisis del acceso y control de recursos económicos por género, así como la posibilidad de toma de decisiones y participación de mujeres en los ámbitos social, productivo, comercial, laboral y económico, para lo cual realizamos un estudio de campo, descriptivo de tipo utilizando como instrumentos encuestas, entrevistas y grupos focales en la comunidad, buscando contrastar los datos cuantitativos con datos cualitativos con la finalidad de obtener la mayor cantidad de información significativa sobre el tema propuesto. La idea directriz de esta investigación es que las mujeres del cantón Chillanes debido a las características estructurales de una sociedad machista y patriarcal sufren limitaciones en cuanto al goce efectivo de sus derechos sociales, civiles, políticos y económicos.

Al respecto Rita Segato (2020) analiza como poderosos discursos que se respaldan y afirman en los valores dominantes del desarrollo y la acumulación, la productividad, la competitividad y el cálculo costo-beneficio propios de la economía de pleno…, como valor eurocéntrico de un mundo que “progresa”, están directa y estrechamente ligados a la estructura patriarcal ya que “responde a las mismas lógicas de dominación, bajo estas lógicas dominantes las mujeres sufren formas particulares de agresión y desposesión; su subjetividad y su corporalidad cambian de significado y pasan a ser agredidas y apropiadas de forma nueva. Las jerarquías de género propias de la vida en comunidad, que describe como patriarcado de bajo impacto, se transforman en el patriarcado moderno, de alto impacto”

Bajo este esquema cultural bajo el cual operan las relaciones sociales, las creencias, actitudes y prácticas patriarcales se manifiestan cotidianamente en aspectos como el acceso y valor que se da al trabajo, la producción, la distribución económica y el control de los recursos, el uso de tiempo libre; la participación social y política, la opinión, la autonomía, la toma de decisiones, la educación, las tareas domésticas, la expresión de afectos, los valores y todos los aspectos de la vida cotidiana, otorgando ventajas de lo masculino sobre lo femenino, es decir, concepciones y roles de género que limitan e impiden el ejercicio pleno de derechos como seres humanos, así como el acceso a oportunidades para el desarrollo de potencialidades, habilidades, capacidades y relaciones interpersonales tanto a hombres como mujeres.

II. MATERIALES Y MÉTODOS

Para esta investigación, se utilizó el enfoque mixto, siendo central lo cualitativo y de manera complementaria para apoyo y correlación de datos lo cuantitativo. Este método es utilizado por distintas disciplinas de las ciencias sociales, utilizado diversas fuentes de información que se combinan. La información obtenida a través de la aplicación de estudios mixtos es significativa y favorece la comprensión de fenómenos complejos, ofreciendo al investigador la oportunidad de descubrir y ensayar variadas estrategias, encontrar sentidos que van más allá de la medición.

La modalidad de trabajo fue in situ es decir investigación de campo analizando datos primarios cuyo valor radica en que permiten cerciorarse de las verdaderas condiciones en que se han obtenido los datos, por lo que facilita su revisión y/o modificación en caso de surgir dudas. Con respecto al alcance de la investigación fue un estudio de tipo descriptivo, centrado en especificar las propiedades, las características y los perfiles de personas, grupos comunidades, procesos subjetivos, o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis.

La población que participó en el estudio fue elegida en base al cumplimiento de criterios puestos por los investigadores, para el estudio cualitativo se consideró personas que sean parte de las Organizaciones Campesinas del Cantón Chillanes (UNOCACH), además de líderes y liderezas comunitarias, autoridades y representantes de instituciones y de organizaciones no gubernamentales que trabajan en temas de género, prevención y atención de la violencia de género en dicho cantón

Con respecto a las encuestas, se realizó un muestreo no probabilístico, según criterio (juicio), este método la selección de los elementos de la muestra se realiza de acuerdo con el juicio y criterio del investigador, 165 personas fueron encuestadas; esta muestra se calculó en base a la población de hombres y mujeres, del cantón Chillanes, aplicando por rango de edad, desde los 15 a los 64 años, según el detalle del siguiente cuadro:

Tabla I. MUESTRA DE POBLACIÓN POR GRUPOS ETARIOS

Nota: Población encuestada por edad y sexo.

Tabla II. VALORES REFERENCIALES PARA CALCULO DE LA MUESTRA.

Nota: Estos fueron los valores refenciales para el cálculo muestral aplicados.

Para el desarrollo de este trabajo, se emplearon diferentes herramientas en la recopilación de datos, como son: encuestas, grupos focales y entrevistas. Las encuestas contemplaron datos de identificación, preguntas relacionadas a roles de género, división del trabajo, propiedad de la tierra y medios de producción, producción, acceso a recursos, participación, uso de tiempo libre y violencia intrafamiliar. Por otro lado, los grupos focales estuvieron divididos por género, edad y lugar de procedencia, conformándose seis grupos de 20 participantes: se realizaron 2 grupos focales de hombres y mujeres adultos del sector rural, dos grupos de hombres y mujeres adultos del sector urbano y dos grupos de hombres y mujeres jóvenes urbanos y rurales. Para este estudio se elaboró un guion para los grupos focales tomando en cuenta las categorías de distribución económica, producción, comercialización y trabajo, la información obtenida fue documentada mediante de grabaciones de audio y video, previo el consentimiento informado de los y las participantes. Las entrevistas fueron semiestructuradas a profundidad, para ello se elaboró un guion de entrevistas el cual fue adaptado en cada una según el criterio del entrevistador, para conocer como desde las instituciones se percibía la inequidad, el acceso a servicios ofertados por sus organizaciones, cambios en los roles de género, participación, cumplimento de derechos y fortalezas y debilidades se los servicios que brindan a la ciudadanía en temas de género y trabajo en redes. Se realizaron 9 entrevistas, participando en ellas representantes de las instituciones de Salud, Educación y Justicia, así como Organizaciones no Gubernamentales que trabajan en temas sociales y líderes comunitarios hombres y mujeres previamente identificados.

Procesamiento de Datos.

Para el análisis estadístico se procedió vaciar la información en una plantilla, para posteriormente elaborar tablas y gráficos que permitieron al análisis cuantitativo. Para su interpretación se establecieron categorías, agrupando las preguntas más relevantes en cada una de ellas. Luego de ello se elaboraron gráficas con su respectiva interpretación. Cabe recalcar que todos los gráficos en este documento se derivan de las encuestas tomadas por el equipo consultor, a excepción de aquellos en los que se detalla la fuente.

Para el análisis de datos cualitativos recogidos en los grupos focales y entrevistas se utilizaron bases del análisis de discursos, estableciendo cuatro categorías de interpretación: economía, producción, comercialización y trabajo alineándonos a los objetivos de la investigación que se orientan al análisis del acceso y control de recursos económicos por género, así como la posibilidad de toma de decisiones y participación de mujeres en los ámbitos social, productivo, comercial, laboral y económico. Nos movemos pues en el orden de los significados y sus reglas de significación (Ibáñez 2006) y de la acción que a través de éstos se realiza (Santander,2011)

En relación a la distribución económica por género a su vez se trabajó con sub categorías como: el acceso a recursos, servicios y administración del dinero; posesión de bienes, medios de producción; capacidad adquisitiva y usufructo de recursos obtenidos por el trabajo y la participación en el mercado de bienes y servicios.

Con respecto al trabajo y a la división del trabajo por sexo, se analizaron subcategorías como la distribución de la carga laboral remunerada y no remunerada, la valoración del trabajo, el acceso a oportunidades laborales, el desempleo y el uso de tiempo libre de hombres y mujeres.

III. Resultados y discusión

En el ámbito de la economía se puede observar una de las inequidades de género más grandes que constituye un verdadero reto en el cantón Chillanes, que ya enfrenta grandes problemas relacionados con la marginación y la pobreza estructurales presente los sectores rurales.

Las personas que participaron en las encuestas, en su mayoría trabajadores agropecuarios, perciben ingresos mensuales inferiores a 200 dólares, muy por debajo del salario mínimo vital establecido en Ecuador de 366 dólares en 2016. Estas condiciones, según algunos entrevistados, son estructurales y contribuyen a todo tipo de inequidades, que inciden de manera negativa en el tema de género, dado que las mujeres se ven afectadas de una doble exclusión, la económica y la de género, pues ellas, en su mayoría, tienen un ingreso mensual menor a 50 dólares. La brecha también es grande en el caso de hombres y mujeres jóvenes. A nivel nacional, en el sector rural, la desigualdad entre lo que ganan los hombres y las mujeres es de un 67,4%; así también, un 28% de las mujeres rurales son consideradas pobres.

Recibido: 5 de Marzo del 2020

Aceptado: 22 de Junio del 2020

Publicado como artículo de actualización en la Revista de Investigación Enlace Universitario 19 (1), 49 - 62

1. INTRODUCCIÓN

Las relaciones de género han sido constante objeto de reflexión de las ciencias sociales, el interés creciente por explicar los fundamentos de la desigualdad entre sexos ha dado lugar a una gran cantidad de investigaciones y movimientos feministas que han permitido que el tema se posicione en el ámbito público, en las políticas públicas y en los círculos académicos.

La constatación de la persistente desigualdad de género que han arrojado las investigaciones sociales y el constante accionar de los agentes sociales y políticos, han motivado el desarrollo de agendas públicas destinadas a la reducción de las brechas de desigualdad, en el marco del empoderamiento femenino y de la reflexión sobre el ejercicio de los derechos y sobre el curso de la sociedad que queremos construir.

Varias investigaciones sostienen que las mujeres sufren afectaciones por las brechas de desigualdad en el sector rural, por ejemplo, un estudio desarrollado por Liudmila Ortega Ponce (2012), compara las experiencias de las relaciones de género entre la población rural del Ecuador, Guatemala y Perú, llegando a la conclusión de que independientemente del país, las condiciones de las mujeres son: invisibilización de su trabajo, su vinculación con la producción agrícola y la provisión de agua y energía al hogar, su nulo acceso a la educación, la ausencia de oportunidades laborales, la excesiva dedicación de horas a tareas domésticas, y la transferencia de los mismos roles y estereotipos a las nuevas generaciones, escenario del que difícilmente

Fig. 1. Promedio de ingresos mensuales por sexo

Nota: Un 67% de mujeres adultas, un 60% de jóvenes hombres y un 44%de jóvenes mujeres perciben ingresos mensuales inferiores a 50 dólares; esto contrasta con los hombres adultos, que perciben un 27% entre 50 y 80 dólares, y un 33% entre 100 y 200 dólares.

A nivel nacional se observa una desigualdad del 67,4% en ingresos promedios de los hogares, según jefatura de hogar en zonas rurales, donde las mujeres perciben 146 dólares menos que los hombres jefes de familia lo cual indica que son los hombres jefes de familia los que tienen el control mayoritario de los recursos económicos. En Chillanes se repite esta realidad en donde además de los recursos económicos, los hombres controlan los medios para la obtención de los mismos y se encargan de la administración de recursos obtenidos en la comercialización de productos. El “jefe de familia” es el encargado del sector productivo y sobre todo comercial, ya que en su mayoría son quienes realizan la venta y la administración de las ganancias obtenidas de la producción agrícola y pecuaria, el rol del hombre se asocia principalmente al de proveedor lo que le confiere un estatus en la familia y en la sociedad.

Profundizando sobre lo expuesto, en los datos obtenidos sobre el cantón Chillanes, de los encuestados, sobre la responsabilidad de la producción agrícola en los hogares el 50% de mujeres jóvenes y el 44% de hombres asocian al padre con la responsabilidad de la producción agrícola en sus hogares; por su parte, el 53% de las mujeres adultas consideran que es una actividad compartida por padre y madre, mientras que un 49% de hombres adultos afirma que ellos son los responsables. Con respecto a la comercialización de la producción agropecuaria de los hogares, el 32% de las mujeres jóvenes afirman que esta actividad recae en la madre, mientras que un 52% de los hombres jóvenes asocia esta actividad con el padre. Finalmente, un 50% de los hombres adultos afirman realizar esta actividad, mientras que un 48% de mujeres adultas la consideran una actividad compartida, en un 50%, dicen ser ellos quienes realizan esta actividad, mientras que un 48% de mujeres consideran ésta una tarea de ambos.

Con respecto a la administración de recursos monetarios, se encontraron dos tendencias marcadas, por un lado, el de las mujeres divorciadas, y, por el otro, en las madres solteras, quienes al hablar de la administración de sus propios recursos denotan autonomía económica que las mujeres unidas o casadas, pero también deben enfrentar problemas y dificultades económicas solas, percibiendo esta responsabilidad como una carga muy difícil de llevar.

Al comparar el sector urbano y el rural de Chillanes en cuanto al acceso a trabajo remunerado existen muy pocas diferencias, dado que el acceso al trabajo remunerado es menor para las mujeres pues siguen siendo los hombres quienes mantienen el hogar. Sin embargo, hay mujeres empleadas en el sector público, especialmente en el sector educativo y el sector salud (aunque pocas son oriundas del cantón), así como involucradas en actividades comerciales, lastimosamente constituyen una minoría que ha tenido acceso a la educación secundaria y universitaria.

Las mujeres de Chillanes describen la falta de autonomía económica que viven, como algo que limita sus libertades, han decidido aceptarla porque no tienen más opciones, debido a la falta de educación, el poco acceso a empleo y al machismo. Aun cuando se reconoce por parte de los hombres que las mujeres “ayudan” en el trabajo agrícola, siendo su potestad la crianza de especies menores, el apoyo en la siembra y cosecha y la elaboración de alimentos para jornaleros, de las ganancias obtenidas por el trabajo realizado y la comercialización, la gran mayoría, no recibe remuneración alguna, por ende, dependen, en todo sentido, de sus parejas, aún para sus gastos personales.

En las actividades remuneradas, cuando hay oportunidad para este tipo de trabajo, las mujeres ganan menos que los hombres, ya que se les asignan u optan por menos horas de trabajo, a pesar de que el pago del jornal establecido sea el mismo para ambos géneros. Este dato es también un indicador de desigualdad a nivel nacional, pues las mujeres, en el sector rural, ganan en promedio 74 dólares menos que los hombres con la misma cualificación. Las mujeres participantes en los grupos focales consideran que el control económico asignado a los hombres es además un medio del cual ejercen el poder, e incluso la violencia, el grupo de mujeres adolescentes y jóvenes consideran que la autonomía e independencia económica las coloca en mayor equidad y menor vulnerabilidad, porque, según manifestaron, el tener dinero propio “evita que otro tome el control de tu vida”.

Fig 2. Percepción sobre la administración del dinero

Nota: Los hombres adultos, con un 67%, se perciben como administradores de los recursos económicos, lo que contrasta con las mujeres adultas, donde una mayoría ha opinado que es compartida la administración de recursos, en un 38%.

Un avance significativo sobre la necesidad de generar independencia económica y empoderamiento femenino, son las cajas solidarias, una iniciativa de las mujeres para tener recursos propios. Las mujeres que participan en esta iniciativa manifiestan que sienten seguridad y respaldo, no solo en temas económicos, sino en temas personales. Las cajas solidarias constituyen un espacio de autonomía que las mujeres valoran como positivo, ya que, mediante este espacio asociativo, tienen acceso a capital semilla que invierten en gastos personales, educación de los hijos y emprendimientos, además de impulsar y promover liderazgos. Estos espacios merecen ser apoyados por ser una iniciativa que ha dado resultados que benefician a toda la colectividad.

En las generaciones más jóvenes tampoco se ven cambios significativos en el sector económico, ya que, aunque cuentan con mayor escolarización, el acceso a trabajo es limitado, así como la posibilidad de continuar con estudios luego de la secundaria, siendo más difícil para las mujeres, ya que salir del hogar para continuar los estudios no les es permitido a todas, debido a la responsabilidad doméstica, las creencias de género y, en muchos casos, la maternidad temprana. Los jóvenes hombres y mujeres están subordinados a los padres, pues, si bien apoyan en actividades de producción y comercialización, las ganancias van a la economía familiar, que es administrada, en su mayoría, por el padre.

En cuanto a la posesión de la vivienda y la tierra de cultivo, en la mayoría de casos, se considera dueños de las mismas a los hombres. Hay una diferencia entre hombres y mujeres, quienes también consideran que ellas son propietarias. En el caso de los jóvenes, la mayoría dice que la tierra es propiedad de los padres. los hombres de 29 a 65 años reconocen su vivienda como propia, con un porcentaje del 76%; y solo un 6% dice que es también de su pareja. Las mujeres, en un 32%, reconocen la vivienda como propia. Las mujeres jóvenes, en su mayoría, la han adjudicado a la pareja y los hombres jóvenes, en un 71%, a ambos padres.

Por otro lado, el 71% de los hombres considera al padre como el principal dueño de la tierra de cultivo; seguido del 27% de hombres que se consideran a sí mismos dueños y un 23% de hombres que consideran que ambos son dueños de la tierra; por su parte, el 38% de las mujeres asignan la posesión al padre y solo un 10 % se considera a sí misma dueña, un restante 13% considera la posesión de manera compartida.

Sobre el acceso a empleo formal, una gran dificultad a enfrentar en el cantón Chillanes es el acceso a trabajo remunerado. Para toda la población las fuentes de trabajo son escasas, hay pocas posibilidades de empleo permanente y ocasionalmente público y menores aún en el comercio, el empleo privado y los oficios, que han sido olvidados.

A nivel nacional, la estadística dice que la tasa de subempleo por sexo fue del 22,7% para los hombres y 19,5% para las mujeres, hasta marzo de 2017. En Chillanes este dato puede duplicarse. El trabajo agropecuario constituye la mayor fuente de trabajo, como mano de obra, contratándose peones o jornaleros, además de producción al partido y propia, cría y comercio de especies pecuarias mayores y menores, cuya venta genera la mayor fuente de ingresos para las familias de Chillanes. En Bolívar, solo un 35,5% de mujeres agrícolas tenían un empleo permanente, mientras que un 79,3% de agricultores hombres trabajan por servicios ocasionales; creemos que, en Chillanes, estos datos son mucho mayores al promedio provincial.

Fig 3. Ocupación por grupo etario

Nota. Un 32% de mujeres jóvenes se ocupan en los estudios y otro 32% en el trabajo doméstico otro 32%; los hombres jóvenes se dedican un 40% a los estudios y un 49% trabajo del campo un 49%; las mujeres adultas

realizan actividades domésticas en un 38% y el trabajo agrario en un 65%; y los hombres adultos se ocupan en el trabajo agrario en un 85%.

El trabajo por sexo presenta mayores desventajas para las mujeres, quienes acceden en menor medida a las escasas fuentes de trabajo remunerado y no perciben ingresos por el trabajo agropecuario o ganan menos por únicamente disponer de pocas horas al día cuándo trabajan de jornaleras. La división del trabajo sigue siendo aún bastante diferenciada entre lo agrario y lo doméstico. Aunque haya algo de movilidad el trabajo doméstico sigue siendo poco reconocido y valorado, aún por ellas mismas y por el conjunto de la sociedad, por no generar ingresos económicos directos. Las actividades domésticas que hacen las mujeres generan un subsidio económico para la familia y la sociedad, lo cual no es estimado. Esto se contrasta con la información nacional, donde un 86,1% de las actividades que realizan las mujeres en el sector agrícolas son no remuneradas, mientras que, a nivel provincial, este dato asciende a un 51,7%.

Fig 4. Horas de trabajo remunerado semanal por grupo etario

Nota. Las mujeres jóvenes, en un 71%, y las adultas, en un 54%, son quienes realizan menos horas de trabajo remunerado; sólo un 29% de hombres jóvenes realizan actividades remuneradas, así como un 35% de hombres adultos. Se observa también que un 29% de mujeres adultas trabajan a medio tiempo en actividades remuneradas.

Fig 5. Trabajo no remunerado por grupo etario.

Nota: El trabajo no remunerado es de dos tipos: domestico, con los más altos porcentajes, seguido del trabajo agrícola y el trabajo pecuario. En el gráfico se ve que, para un 60% de las mujeres adultas, las actividades domésticas son su principal ocupación no remunerada.

En los grupos focales, tanto de hombres como mujeres adultas y jóvenes, se reconoce que las mujeres, en el trabajo global que une al trabajo remunerado y no remunerado, trabajan diariamente, en promedio, de 2 a 3 horas más que los hombres, es decir, un promedio de 20 horas más que los hombres a la semana. En la provincia Bolívar, el trabajo global de los hombres rurales asciende a 65:04 horas semanales; mientras que el de las mujeres rurales asciende a 82:09 horas en la semana, es decir, las mujeres trabajan un promedio de 17:05 horas más que los hombres. A nivel nacional, las mujeres tienen una carga global de trabajo de 82:58 horas semanales; esta carga, para los hombres, es de 60:11horas semanales, es decir, que, en promedio, las mujeres trabajan 22:47 horas más que los hombres.

Para finalizar, la migración es un problema

estructural asociado principalmente a la falta de empleo. Este fenómeno social trae muchas consecuencias para el cantón Chillanes. Para los jóvenes, migrar es la única manera que encuentran para cumplir sus sueños y metas, ya que en el cantón hay pocas oportunidades para continuar los estudios universitarios. En el tema de género, la desintegración familiar hace que las mujeres queden abandonadas con los hijos, ya que, muchas veces, quien migra no regresa. Los que migran con mayor frecuencia son los hombres jóvenes; las mujeres jóvenes lo hacen menor porcentaje, cada vez con mayor frecuencia, por razones de trabajo o estudios.

IV. CONCLUSIONES

La provincia de Bolívar se caracteriza por su eminente pobreza la cual afecta a un amplio sector poblacional y se agudiza en el entorno rural, el escaso acceso a fuentes de trabajo, la falta de servicios básicos, el limitado acceso a educación configura un escenario difícil de superar, el cual afecta mucho más a las mujeres, quienes sufren además los rezagos de una sociedad machista y patriarcal que afecta sus posibilidades de una vida digna y de un desarrollo humano y social adecuado.

Pero la brecha de desigualdad se expresa no solo en el ingreso salarial, anecdóticamente, el trabajo de las mujeres es infravalorado, pues realizan actividades por las cuales no perciben un salario y es ahí donde la diferencia en cuanto a ingresos cobra sentido. Sin embargo, la dedicación en horas a actividades productivas es superior en las mujeres a las horas dedicadas por hombres.

Por otro lado, la propiedad y uso de los recursos recae en los hombres, pero las actividades de producción constituyen una tarea compartida. La comercialización de los productos es realizada por los hombres, así las mujeres tienen un limitado acceso a la administración de los ingresos económicos del hogar, situación que subordina a la mujer frente a su pareja por la dependencia económica generada, reduciéndose su autonomía.

Con respecto a la población juvenil concluimos que existe un mayor nivel de escolarización tanto para hombres y mujeres, pero que las posibilidades de acceso a educación superior al menos en el caso de las mujeres se ven reducidas, si a eso sumamos el hecho de que no existen plazas de trabajo consideramos que la producción agrícola en sus diferentes formas de trabajo es la principal actividad desarrollada por las mujeres. Adicionalmente debemos considerar que las posibilidades de acceso a educación superior y con ello a un mejor empleo y posición económica se ven afectadas por una maternidad temprana y por ciertos estereotipos y roles sociales que asocian lo femenino con lo doméstico.

La tendencia de dinámicas económicas del Cantón Chillanes reflejan la necesidad de un estudio a profundidad sobre la migración y su impacto en la economía local. Esta investigación identifico migración juvenil por motivos educacionales y migración masculina por motivos laborales, situación que podría agudizar el escenario de pobreza en la localidad

debido a la ausencia de fuerza laboral destinada a la producción agrícola, la cual ya no resulta atractiva a las nuevas generaciones.

V. AGRADECIMIENTO

Los autores agradecen a Nicolás Gonzáles colaborador del equipo de investigación, a Fundación MAQUITA, Comercio Justo y a sus técnicos: Justo Calvo del área de Gestión Social y Lourdes Pazmiño, Gestora Territorial en Bolívar, por su apoyo logístico y financiamiento, a los concejales y concejalas del GAD Municipal Chillanes mediante su Comisión de Género y a la Unión de Organizaciones Campesinas Agropecuarias Alianza Chillanes (UNOCACH) por su valiosa aportación para el óptimo desarrollo de esta investigación.

VI. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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