EMPRENDIMIENTO
SOSTENIBLE CON GUADÚA EN COMUNIDADES KICHWAS DE TENA
SUSTAINABLE ENTREPRENEURSHIP WITH GUADUA IN COMMUNITIES KICHWAS DE TENA
Jorge
Batres (1)
1
Universidad Regional
Amazónica Ikiam. Docente Investigador. jorge.batres@ikiam.edu.ec
Resumen: En
esta propuesta se discuten los desafíos y posibilidades de emprendimiento
sostenible con Guadúa angustifolia Kunth, como resultado de la ejecución de un
proyecto de la Universidad Regional Amazónica Ikiam, con tres comunidades
kichwas de la provincia de Napo. El proyecto ejecutado respondía a dos
objetivos, primero, caracterizar las manchas naturales de guadúa de la zona,
para evaluar las posibilidades de usar este ecomaterial productivamente;
segundo, se buscaba propiciar la organización comunitaria con fines
productivos. La comunidad de interés se ubica en la zona de amortiguamiento de
la Reserva Colonso Chalupas, área sensible a la deforestación y con un
acelerado crecimiento urbano, por lo cual era urgente desarrollar alternativas
sostenibles de construcción. La metodología empleada en la ejecución del
proyecto seguía un modelo participante: se hicieron visitas comunitarias, para
identificar participantes potenciales, con los cuales se realizaron cursos de
capacitación y motivación organizativa. El resultado más importante de este
proyecto fue la constitución de la Asociación Ecoproductiva Ally Huamak,
emprendimiento que responde a principios de economía popular y solidaria; sin
embargo, el proceso de trabajar con las comunidades mostró cómo el
asociacionismo dificulta este tipo de emprendimientos, frente a lo cual es
necesario plantearse modelos organizativos culturalmente pertinentes.
Palabras Clave: Asociacionismo, Ecomateriales,
Emprendimiento sostenible, Guadúa Angustifolia Kunth, Organización comunitaria.
Abstract:
We discuss here the challenges and opportunities of
using Guadúa angustifolia Kunth to work with three Kichwa communities of Napo
province for sustainable entrepreneurship, as a research and community outreach
project of Universidad Regional Amazónica Ikiam. The project had two
objectives: first, to characterize naturally occuring spots of guadúa in the
area, evaluating the possibilities of using this eco-material productively;
second, to promote community organization for productive purposes. The
communities of interest are located in the buffer zone of the Colonso Chalupas
Reserve, an area sensitive to deforestation and with accelerated urban growth,
for which it was urgent to develop sustainable construction alternatives. The
methodology used in the project followed a participatory model: community
visits were made to identify potential participants, with whom training courses
and organizational motivation were conducted. The most important result of this
project was the constitution of the Ally Huamak Ecoproductive Association, an
initiative that responds to the principles of popular and solidary economy.
However, the process of working with the communities showed that associationism
makes this type of enterprise unlikely to succeed, becoming necessary to apply
culturally relevant organizational models.
Keywords: Associationism, Ecomaterials, Sustainable Entrepreneurship,
Guadua Angustifolia Kunth, Community Organization.
I.
INTRODUCCIÓN
La
Guadúa angustifolia Kunth, popularmente conocida como guadúa y nombrada en
kichwa como Huamak, es una poaceae abundante en las comunidades de Tena; ha
sobrevivido el recambio de uso de suelos de los últimos veinte años. Según
cuentan los comunitarios kichwas de Alto Tena, estaba presente cuando abundaban
los pastizales para ganado, continuó ahí cuando los suelos fueron destinados a
selvicultura y sigue presente, entre plantaciones de cacao y guayusa. Su
persistencia se debe a que crece en diversas condiciones climáticas, en suelos
fértiles y erosionados, en alturas que van desde cero hasta 2.500msnm; se
adapta con facilidad a temperaturas entre los 170C y 260C grados y responde
bien a diversas precipitaciones pluviales. En resumen, es una planta versátil,
con alta capacidad adaptativa y copiosa en donde crece.
Las
utilidades de la guadúa para el medio ambiente son difícilmente superadas por
otras plantas. De acuerdo a investigaciones recientes, en pleno desarrollo,
puede aportar al suelo hasta 5.7 toneladas de carbono, por hectárea, por año
(Añazco, 2013); cosa que ninguno de los maderables por excelencia logra, pues
sus ciclos de crecimiento pueden extenderse por arriba de los 20 años, mientras
que el ritmo de crecimiento de la guadúa es tal, que a los seis años estará
disponible para cosechar.
La
guadúa también es eficiente como regulador de caudales hídricos, así como una
buena purificadora de agua. Los rizomas de la guadúa se adhieren firme y
profundamente a los suelos, formando un fuerte sistema de raíces entretejidas
que funcionan como muro biológico. Esto es especialmente útil en ciudades como
Tena, en donde la lluvia abundante provoca erosiones, deslaves e inundaciones.
Como purificador de agua la guadúa es un filtro natural que absorbe grandes
cantidades de agua, cuando ésta es abundante, y la distribuye a través de sus
raíces, cuando ésta es escasa. Según estudios realizados en Colombia, una
hectárea de guadúa puede almacenar más de 30 mil litros de agua, el consumo de
150 personas, si se asume un consumo promedio de 200 litros por día, por
persona. (Rodríguez & Morales 2009)
La
Guadúa angustifolia Kunth, es una opción viable para sustituir el uso de madera
en la construcción de viviendas y fabricación de muebles, pues sus costos son
significativamente más bajos y su fibra es más resistente, liviana y durable
(Camargo, 2006). De hecho, las propiedades físicas, químicas y mecánicas de la
guadúa son comparativamente mejores que las de materiales como la madera y el
hormigón armado (Mendez, 2005); incluso, el contenido energético para producir
este material es mucho menor que el del acero, el concreto y la madera, según
Jules Janssen, especialista en cálculo estructural de bambú (Janssen, 1981).
Según
estudios recientes, la guadúa podría tener propiedades homeopáticas, pero
también farmacológicas en el tratamiento de leucemia (Hiroki, 2004).
Finalmente, sus abundantes hojas y sobrantes leñosos pueden ser usados para la
producción de carbón activado, que en sí mismo es un producto de inagotables
aplicaciones en la producción agrícola, de cosméticos, purificación de agua,
etc.
El
uso de la guadúa no es reciente, de hecho, aparece en diversos registros
históricos, se puede ubicar desde épocas prehispánicas. Según Jorge Morán el
primer gráfico de la guadúa se remonta al año 1736, se trata de la ilustración
de una vivienda en Guayaquil; sin embargo, este mismo especialista ubica
vestigios de bambú de 8.640 años (Morán, 2015). Ahora bien, en el presente la
guadúa ha sido desplazada por el desarrollo de una industria de construcción
basada en metales y hormigón armado; como se verá más adelante, este recambio
ha desprestigiado la guadúa, que en el presente se concibe como un material de
segunda, regularmente asociado a la pobreza, de ahí que se diga que la guadúa
es el acero de los pobres (El Telégrafo, 2016).
A
pesar de lo anterior, en los últimos años se ha desarrollado una industria
importante alrededor de algunas especies leñosas de Bambusoideae, conformada
por diversos eslabones productivos. Desde la siembra hasta el reciclaje final,
la cadena ecoproductiva del bambú se abre a la participación de diferentes
actores.
Fig.
1 Cadena
ecoproductiva con guadúa (Añazco y Rojas, 2015)
Los
últimos tres eslabones de la figura 1 cuentan con mayor cantidad de actores,
altamente organizados y calificados; los cuales dependen de la eficiencia de
los que conforman los primeros tres eslabones, para tener materia prima
disponible, suficiente y con la calidad deseada.
La
posibilidad de participar en esta cadena ecoproductiva no debe tomarse a la
ligera, sobre todo si se analizan los datos de disponibilidad de este material
en Ecuador. De acuerdo con Mario Añasco y Sebastián Rojas (2015) la superficie
ocupada por Bambusoideae leñosos en Ecuador podría alcanzar las 30 mil
hectáreas: 50% de esta superficie corresponde a especies de mayor uso y
comercialización, como la Dendrocalamus asper y Guadúa angustifolia Kunth.
Según Añasco y Rojas ambas especies están disponibles, sobre todo en manchas
sin control, pues el porcentaje de plantaciones equivale sólo a un 13%, en el
caso de la Guadúa angustifolia Kunth.
Señalan
estos autores que anualmente se consumen alrededor de 5.300 guaduas, las cuales
representan sólo el 23% de la demanda, a pesar de lo cual se produjo una
balanza comercial positiva para el país: entre 1996 y 2014 se exportó $815,400
y se importó $154,750, con un superávit de $660,650. En resumen, hay
condiciones para desarrollar emprendimientos basados en la comercialización de
guadúa, pero, hay que reunir las condiciones apropiadas para insertarse en la
cadena ecoproductiva antes descrita.
Las
comunidades kichwas de Tena tienen posibilidades de emprender actividades
ecoproductivas con guadúa, pues se cuenta con este material en muchas de las
fincas de la zona. Estas posibilidades se potenciaron con la construcción de la
Universidad Regional Amazónica Ikiam, en las afueras de Tena, en 2014. Con la
presencia de Ikiam se aceleró el proceso de urbanización y se hizo urgente
desarrollar propuestas sostenibles de construcción, con materiales amigables
con el medio ambiente. De ahí surgieron las motivaciones principales del
proyecto: propiciar la organización ecoproductiva de comunidades kichwas,
alrededor de emprendimientos que usen intensivamente la guadúa.
La
comunidad que más participó es el proyecto fue Alto Tena, conformada por 185
personas, alrededor de 35 familias, todas en condición de pobreza rural,
caracterizada por: tener tierra, pero no los recursos para hacer uso productivo de ella; una ingesta
alimenticia dependiente de productos cultivados por la familia y la crianza de
animales de patio; problemas socioeconómicos como el alcoholismo y violencia
intrafamiliar; pero sobre todo abandono estatal, manifiesto en la falta o
precariedad de los servicios de educación, salud, empleo, infraestructura
social, etc.
Sus
fuentes de ingreso están ligadas a una agricultura de subsistencia: cultivan
cacao, guayusa y yuca; probablemente un 5% se dedican a la crianza de peces,
tilapia, principalmente (Yaguache, Andi, Andi, & Tanguila, 2016). Estas
condiciones los obligan a vivir una cotidianidad basada en subsistir, resolver
necesidades inmediatas, alimentación y salud, sobre todo; necesidades como
educación, vivienda y vestido, están supeditadas a la disponibilidad de
recursos económicos. Cada vez más, se observa que venden fracciones de sus
fincas para resolver emergencias familiares.
Es
muy probable que las mismas condiciones de pobreza contribuyan a que no se
identifique la posibilidad de usar productivamente el material que tienen a su
disposición. En términos psicosociales se podría decir que, cuando se vive una
condición aguda de pobreza, ésta se vuelve parte de la construcción identitaria
del grupo; las personas se acostumbran a percibirse como pobres y su situación
se vuelve una suerte de destino fatal, compartido con sus iguales. Esto genera
dinámicas identitarias que han sido ampliamente descritas en Psicología Social,
sobre todo en la Teoría de la Identidad Social, planteada por Henry Tajfel y
John Turner en (1979).
Según
ellos, si la identidad social resulta insatisfactoria, el grupo tiende a forzar
a sus integrantes a permanecer como conjunto dentro de su insatisfacción, pero
si uno de sus miembros se moviliza socialmente y logra cambios perceptivos en
su imagen, los demás tenderán a imitarlo y agregar ese rasgo satisfactorio a su
propia imagen (Bourhis & Jacques 1996). Estas ideas serán útiles más
adelante, cuando se discuta la conflictividad producida dentro de la Asociación
Ally Huamak en sus primeros emprendimientos; por ahora solo resta decir que la
oportunidad y la necesidad coinciden en el contexto de interés
II.
METODOLOGÍA
La
metodología del proyecto que origina esta propuesta se define como
Investigación Acción-Participante: “El proceso ocurre como un esfuerzo conjunto
que todos los involucrados hacen, desde elegir el problema de investigación,
interrogarse sobre él, verificarlo en la realidad, hasta proponer una
intervención para modificar sus condiciones” (Batres, 2008, p.12). En dicho
proceso se priorizan las reflexiones, conocimientos y decisiones de los
participantes, por lo cual cobraban relevancia las experiencias, vivencias e
impresiones de los involucrados; de hecho, se constituyen en el material de
referencia para definir las prácticas futuras (Batres, 2006). Esta metodología
es ampliamente usada en Ciencias Sociales, sobre todo de Psicología Social
Comunitaria.
Con
estas orientaciones metodológicas se inició en 2016 la ejecución del proyecto:
Caracterización de las manchas de Bambusoideae leñosos en la zona de
amortiguamiento de la Reserva Biológica Colonso Chalupas, para valorar su
explotación agroecológica. Originalmente se planteó realizar visitas a terreno
para colectar muestras de guadúa y posteriormente analizarlas en laboratorio de
materiales; las visitas permitirían reconocer las manchas naturales existentes
y tomar fotografías aéreas de las mismas; los análisis servirían para
determinar las propiedades físicas, mecánicas, térmicas e hidráulicas de la
guadúa de la zona. Sin embargo, por falta de financiamiento específico, el
proyecto se concentró en realizar trabajo social, consistente en formar y
organizar a los propietarios de las manchas, para propiciar emprendimientos
ecoproductivos.
Se
comenzó por un proceso de inserción comunitaria que duró tres meses, luego se
contactó a líderes de tres comunidades kichwas; con ellos se realizaron cursos
de especialización en manejo de guaduales naturales, cosecha, curado, secado y
construcción con guadúa; así como largas jornadas de análisis y discusión de su
contexto socioeconómico. Finalmente se contó con un grupo de 52 personas,
dispuestas a iniciar el proceso de organización productiva, 60% eran de la
comunidad Alto Tena. Así nació la Asociación Ally Huamak, Buena Caña Guadúa, en
castellano.
Los
primeros seis meses transcurrieron sin problemas, sin embargo, luego de elegir
la primera Junta Directiva y Administradora, emergió la conflictividad interna
del grupo: la Administradora malversó los fondos de inscripción, los socios se
dividieron en dos grupos y el proceso de inscripción legal, que debía durar un
mes, se extendió por un año y medio. Luego de dos años, la Asociación inició un
nuevo período de funcionamiento, se reorganizó internamente y se preparó para
su fase productiva. En este proceso el autor de este artículo comenzó siendo
investigador, luego asumió funciones de capacitador y facilitador, para
finalmente convertirse en asesor de la Asociación.
III.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
A
continuación, se reflexionará sobre los principales resultados obtenidos en el
proyecto de investigación que originó esta propuesta. La reflexión se organiza
en cuatro subtítulos, cada uno correspondiente a uno o varios resultados. En el
primer subtítulo se reflexiona sobre las razones por las cuales la guadúa no
genera el interés esperado en la comunidad kichwa Alto Tena, a pesar de las
bondades de este material. El segundo subtítulo corresponde a la experiencia
organizativa, sus dificultades intrínsecas y contextuales. En el tercer
subtítulo se reflexiona sobre los retos y desafíos del emprendimiento de la
Asociación Ally Huamak.
3.1 Importancia cultural,
social y económica de la guadúa en la comunidad Alto Tena
Al
igual que en otros lugares, entre los habitantes de la comunidad kichwa Alto
Tena, la guadúa no es reconocida como un material de calidad. Según ellos la
guadúa dura poco y no es resistente, aunque admiten que antiguamente era usada
con éxito por sus antepasados; en la actualidad está siendo sustituida por la
madera, y más recientemente por el bloque, ladrillo y hormigón armado. En la
comunidad la guadúa está reservada para usos efímeros: construcción de
gallineros, cercamientos, vigas para andamios, puntales para plantas de plátano
y enredaderas, etc.
En
los primeros recorridos realizados en la comunidad se pudo observar que
prevalecía el modelo de vivienda tradicional, caracterizada por una
construcción de dos aguas, uno o dos ambientes, con un promedio de 30 metros
cuadrados de construcción, elevada sobre una plataforma de uno o dos metros.
Los materiales más usados, en este orden, eran: madera, bloque, cemento, zinc y
hojas de palma; en ningún caso se observó el uso de guadúa.
Los
esfuerzos que se realizaban por promocionar el uso del material para la
construcción de viviendas, chocaban con una percepción profundamente arraigada,
que asocia el uso de la guadúa con pobreza y la construcción de bloque con
prestigio y estatus social. Si uno de los vecinos construye con bloque y eso
mejora su imagen frente a los demás, tenderán a imitarlo, para mejorar su
propia imagen; sobre todo porque la industria de la construcción ha publicitado
este material como moderno, durable, estético, etc. Otra consecuencia que se
deriva de esto es que, seguir usando el material tradicional, se percibe como
atraso, costumbre antigua, retroceso.
Una
vez se socializaron las bondades de la guadúa, el primer interés que despertó
entre los comunitarios fue su comercialización; todos los socios de Ally Huamak
pusieron a disposición la guadúa de sus fincas para la venta. Sin embargo, el
interés bajo cuando se tuvieron que calcular costos de venta, pues las
dificultades de extracción, más las características propias del material de la
zona, imponían un precio que no era competitivo. A esto hay que agregar que,
quienes vendían guadúa cortaban totalmente sus manchas naturales, pues era
difícil un corte selectivo, por la abundancia de árboles, arbustos y espinas;
en estas condiciones tendrían que esperar hasta cinco años para hacer una nueva
cosecha. Un manejo adecuado de manchas naturales implica una inversión de
trabajo que los socios no estaban en condiciones de asumir.
La
primera impresión que produjo este desencanto fue que los comunitarios estaban
abrumados por su pobreza y no lograrían ver más allá de ella, que la habían
interiorizado, adoptándola como un patrón cultural. Sin embargo, pronto se
descubre que su situación de pobreza es el correlato de una sociedad excluyente,
desigual, racista; no es una construcción aislada y sin contexto. En estas
condiciones, trabajar emprendimientos productivos debe pasar por sensibilizar y
formar a los participantes, para que sean capaces de revisar críticamente su
entorno; que paulatinamente vayan generando una conciencia crítica de su
situación de pobreza. Esta tarea no es sencilla, tampoco se obtendrán
resultados inmediatos, debe ser un esfuerzo sostenido, con avances y
retrocesos.
3.2 La experiencia
organizativa en sí misma
La
palabra “proyecto” está viciada en la experiencia comunitaria, sobre todo
porque se concibe como una intervención externa, orientada a trasladar recursos
económicos. Cuando se trabajó con la comunidad no se usó ese concepto, se dejó
claro que lo que se lograra dependía del esfuerzo de los participantes. Sin
embargo, la fuerza de la costumbre pronto se impuso y redirigió el interés del
grupo hacia una opción trillada: organizarse en una asociación legalmente
establecida para captar fondos externos.
En
muchas comunidades rurales existe la idea de que, si se organizan y se
constituyen legalmente, van a poder acceder a fondos públicos, que van a captar
fondos internacionales. Lo cual, en el caso que discute obviamente no ocurrió y
generó un desencanto inicial. Lo que sí ocurrió es que las instituciones de
Economía Popular y Solidaria del Ecuador entraron en la escena.
Al
parecer, las comunidades han adoptado como único modelo de organización y
participación social, las asociaciones legalmente reconocidas por el Estado.
Esto no es un problema en sí mismo, el problema es que promueve estructuras
organizativas que no son funcionales para fines productivos; por otro lado,
estimula modelos de liderazgo y participación que afectan directamente el
emprendimiento social.
La
estructura organizativa que deben adoptar las asociaciones está predefinida. La
Ley Orgánica de Economía Popular y Solidaria, aprobada en Ecuador en 2011,
establece que, las asociaciones económicas del sector asociativo deben contar
con “un órgano de gobierno, como máxima autoridad interna; un órgano directivo;
un órgano de control social interno; y, un administrador” (Artículo 19). Entre
otras cosas, esta ley no logra extraerse de contextos urbanos y genera
dinámicas que no responden a las lógicas de relación de comunidades kichwas,
por lo menos no de la comunidad Alto Tena.
Cuando
se sobrepone un modelo organizativo ajeno a la dinámica comunitaria, se genera
un funcionamiento que complejiza innecesariamente las relaciones entre socios.
Sirva de ejemplo lo siguiente: en una reunión asesorada por un funcionario
público, éste indicó que por norma debía leerse un modelo de reglamento
interno; en este reglamento se explicaba la naturaleza de las asociaciones, así
como la estructura organizativa que debían adoptar.
Los
asistentes hablaban castellano, pero no entienden los tecnicismos propios de la
regulación burocrática, con lo cual se volvía incomprensible lo que estaba
pasando. Después de dos horas de lectura se respondía, por procedimiento, que
se entendía lo leído; acto seguido, se procedió a votar el reglamento interno,
el cual fue aprobado sin modificaciones.
La
estructura organizativa que se impone a las asociaciones reproduce formas de
liderazgo vertical y burocrático, propio de instituciones gubernamentales y
partidos políticos. En el peor de los casos, estas formas de liderazgo
estimulan la rivalidad entre socios, promueven la competencia y la
indiferencia; finalmente, fracturan la cohesión interna del grupo. Los
conflictos de la Asociación Ally Huamak, surgieron inmediatamente después de
aprobar su reglamento Interno y elegir la primera Junta Directiva: perdida de
dinero, conformación de grupos opuestos entre sí y una expectativa de logros,
que superaba las capacidades de los líderes recién elegidos.
De
acuerdo a la normativa específica del Instituto de Economía Popular y Solidaria
del Ecuador, el registro de una nueva asociación debe resolverse en treinta
días; sin embargo, la inscripción de la Asociación Ally Huamak concluyó un año
y medio después, tiempo en el cual los problemas del grupo crecieron y se
lesionó la confianza interna. De ahí en adelante ha sido difícil resolver la
conflictividad acumulada del grupo.
Resulta
tentador culpar al ingenuo facilitador que acompañó este proceso y atribuir a su
falta de experiencia los conflictos surgidos; sin embargo, se puede observar
que esta dinámica se repite en todas las asociaciones de la comunidad: en una
comunidad de 35 familias existen cinco asociaciones, tres de ellas con interés
productivo, una de cultura, la quinta actúa como asociación comunitaria; todas
tienen los mismos conflictos. En otras comunidades ocurren cosas similares, la
asociación comunitaria comparte espacio con asociaciones de producción de
guayusa, cacao, turismo comunitario, servicios de limpieza, etc. Este fenómeno
social puede ser define como “asociacionismo”.
Es
probable que, el “asociacionismo”, haya ocupado el lugar de mucha de la
movilización ciudadana en Ecuador; de ser así, representa una forma de
movimiento social cooptado por el Estado, a través de sus instituciones de
Economía Popular y Solidaria. El “asociacionismo” no puede satisfacer el
interés productivo que lo originó, primero, porque supone una complejidad
burocrática que se constituye en su principal obstáculo; segundo, porque en su
funcionamiento interno las asociaciones no desarrollan, ni acumulan,
capacidades necesarias para el emprendimiento productivo. Los integrantes de
una asociación ven ésta como una instancia de gestión de empleo, limitan sus
funciones a la firma de contratos de trabajo, realizar asambleas continuas y
eventualmente celebrar aniversarios.
Después
de dos años de funcionamiento, la Asociación Ally Huamak está viviendo un
proceso de depuración de socios: de 52 socios iniciales, en la actualidad quedan
22, el 60% de la comunidad Alto Tena. Por otro lado, la Asociación se está
preparando para comercializar guadúa y sus socios se están especializando en
trabajos de construcción con este material. Si bien los costos económicos y
anímicos que se han tenido que pagar en el proceso son altos, pareciera ser
que, se han acumulado aprendizajes para vivir una renovada posibilidad de
crecimiento.
3.3 Retos y posibilidades
para la sostenibilidad del proyecto.
De
acuerdo a las experiencias acumuladas en el acompañamiento de la Asociación
Ally Huamak, si se quiere hacer funcionar el emprendimiento e insertarlo en la
cadena ecoproductiva de la guadúa, hay que centrar los esfuerzos en lo
siguiente: a) fortalecer la organización, liderazgo y participación de los socios;
b) introducir conceptos y prácticas de economía solidaria y sostenibilidad, y
c) aumentar la capacidad ecoproductiva de la Asociación.
La
Asociación no va poder escapar, por ahora, de la normativa legal existente en
Ecuador; sin embargo, y dentro del margen de maniobra que esta situación
permita, hay que renovar la comprensión de la organización, el liderazgo y la
participación. Administrativamente deben desarrollarse capacidades que permitan
un giro de negocio con fines sociales; los dirigentes deben ser capaces de
administrar su capital, gestionar la demanda, negociar su oferta, identificar
nichos de mercados, pero sobre todo diseñar sus productos con criterios de
calidad.
En
cuanto al liderazgo, hay que pasar de lo unipersonal a lo colectivo. Las empresas
privadas funcionan con lógicas individuales y competitivas, los emprendimientos
sociales deben basarse en un liderazgo colectivo, que delegue, descentralice y
comparta responsabilidades. Algo más, las culturas ancestrales funcionan mejor
bajo normas informales de colectividad, normas que suponen la consulta continua
y lograr acuerdos, en lugar de votar opciones. Este funcionamiento calza mejor
con un liderazgo colectivo y se contrapone al liderazgo unipersonal, propio de
contextos urbanos, y porque no decirlo, de la idiosincrasia mestiza.
Para
aumentar la capacidad ecoproductiva de la Asociación Ally Huamak, hay que
elegir y especializarse en uno de los eslabones de la cadena ecoproductiva de
la guadúa. Hasta ahora la comercialización de guadúa ha sido una fuente
continua de ingresos, pero los costos de producción dejan un margen de ganancia
muy bajo.
Extraer
guadúa de manchas naturales es más costoso que cosecharla en plantaciones, por
dificultades de accesibilidad, pago de transporte y mano de obra. Luego,
ofrecer un producto de calidad, que sea cosechado en el momento correcto,
inmunizado y secado de manera apropiada, etc., son garantías de calidad que
hacen que un metro de guadúa, producido por la Asociación cueste $1.50.
Mientras que, en la costa ecuatoriana un producto similar puede llegar a costar
$0.50; claro está, sin las garantías de tratamiento correcto. Si se elige este
eslabón de la cadena ecoproductiva habría que identificar los mecanismos para
hacer más eficiente y eficaz la producción, sin restar calidad al producto.
Otra
actividad en la que se ha destacado la Asociación es usar la guadúa para
construcción de viviendas y estructuras efímeras. En este caso, se combinan
habilidades propias de la construcción tradicional kichwa, con la experiencia
de ser constructores, acostumbrados a trabajar con madera y hormigón armado.
Este eslabón de la cadena ecoproductiva es muy competitivo, la mayoría de
personas que se dedican a esta actividad se han especializado en Colombia y
Perú; sin embargo, no se han desarrollado modelos de construcción que usen los
conocimientos ancestrales kichwas. Si bien, tomar este camino requiere de
investigación preliminar, es una veta cultural que hay que explorar.
La
guadúa es un sustituto ideal de materias primas maderables, por todas las
razones que se han mencionado en este artículo; sin lugar a dudas podría
cumplir con el principio fundamental de la sostenibilidad: maximizar los
beneficios sociales, minimizando los costos ambientales. En el presente todas
las denominaciones de economía social se plantean la sostenibilidad como la
mejor opción; frente al estado actual del planeta es urgente combinar lo
social, con lo ambiental y lo económico; no hay muchas salidas posibles, pero
la mejor es el emprendimiento ecoproductivo, con visión de sostenibilidad.
IV. CONCLUSIONES
La
Guadúa angustifolia Kunth es una planta que podría resolver, sosteniblemente,
la demanda creciente de construcción de viviendas y fabricación de muebles,
entre otras aplicaciones, para las cuales ha demostrado ser ideal: purificación
de agua, protección de riveras de ríos, mejoramiento de suelos, elaboración de
carbón activado, etc.
En
la comunidad kichwa Alto Tena existen abundantes manchas naturales guadúa, que,
con un manejo apropiado, podrían convertirse en una fuente sostenible de
ingresos para sus pobladores. En los alrededores de la comunidad se está
desarrollando un crecimiento urbano, acelerado por la reciente construcción de
la Universidad Regional Amazónica Ikiam; es urgente desarrollar propuestas de
construcción, que sean amigables con el medio ambiente. La organización
productiva de la comunidad Alto Tena y el uso intensivo de guadúa, pueden jugar
un papel fundamental en estos cambios.
La
comunidad cuenta con una Asociación con fines productivos, sin embargo, en sus
primeros dos años de funcionamiento no ha logrado desarrollar toda su
potencialidad. Por un lado, las lógicas de organización interna, participación
y liderazgo, responden más a las necesidades de control burocrático de las instituciones
de Economía Popular y Solidaria del Estado, que a las necesidades reales de
funcionamiento productivo. Por otro lado, sus socios deben elegir una de las
actividades de la cadena ecoproductiva, capacitarse y especializarse en ella.
Los
dirigentes de la Asociación necesitan formación específica en gestión y
administración de negocios, diseño y comercialización de productos. La
formación en estos temas es una oportunidad valiosa para desarrollar un enfoque
de economía social y sostenibilidad, más cercano a las características
étnico-culturales del grupo.
V. AGRADECIMIENTOS
El proyecto que originó
este artículo fue financiado por la Universidad Regional Amazónica Ikiam y
contó con el apoyo de colaboradores ecuatorianos con amplia experiencia en el
manejo productivo con guadúa; a la Universidad y a ellos un agradecimiento especial
por su apoyo. Este agradecimiento se extiende a los socios y socias de Ally
Huamak, quienes se esfuerzan día a día por organizarse y enfrentar su condición
histórica de empobrecimiento.
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